Con el inicio del mes de agosto empiezan también las fiestas populares en gran parte de los pueblos de nuestro país, y con ellas se reviven celebraciones y enfrentamientos sociales a partes iguales.
Hace unos días leí una entrevista a un artista en la que se le preguntó qué significaba para él ser artista en España, a lo que Abel Azcona, que así se llama el susodicho, y tras una serie de argumentos, espetó
“una persona con salud mental no consideraría la tauromaquia como cultura”.
Desde hace ya varios años, una parte de la sociedad está más concienciada con el maltrato y el sufrimiento animal, y se posiciona en contra de la tauromaquia (donde yo me incluyo). Algunos de sus gritos de guerra son “la tortura no es cultura”, “queremos cultura sin tortura” o “tortura: ni arte ni cultura”.
Pero vayamos al diccionario. La RAE define cultura como
“conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social…”.
A lo largo de la historia, los españoles hemos protagonizado acontecimientos de máxima crueldad, basta con recordar a la Santa Inquisición para tener un gran ejemplo. Si bien es cierta que es ampliamente reconocida la asimilación de cultura con el factor intelectual de una persona, en este caso, es la acepción que se refiere a las costumbres de un grupo social la que define a la sociedad española. Llegados a este punto, creo que se confunde el significado de cultura cuando hay que referirse a actos como la tauromaquia o cualquier festividad que tenga que ver con el maltrato animal.
Todas las civilizaciones han ido evolucionando gracias a los avances que se han ido produciendo a lo largo de los siglos, y es cierto que en ciertas ocasiones nos hemos negado a evolucionar porque creemos que la tradición es tradición y es impepinable, pero ese aspecto es lo que nos ha definido y nos define como sociedad. Ese conjunto de costumbres y modos de vida también nos detalla como grupo social, y creo que no por eso tenemos que dejar de llamarlo cultura, porque la cultura es lo que define a un pueblo. Vale que en el caso español nos sintamos avergonzados de muchas cosas que hemos hecho (como la barbaridad de tirar una cabra por un campanario y brutalidades así) y seguimos haciendo, pero al fin y al cabo es lo que nos define como sociedad. Ojo, no estoy diciendo que nos tengamos que sentir orgullosos de cometer estas atrocidades, por favor que no se confunda el mensaje, sólo reivindico que la cultura es aquello que nos define como colectivo en un territorio; las costumbres y tradiciones también forman parte del patrimonio cultural de una sociedad, independientemente de que se trate de lancear a un toro hasta su muerte, seguir en procesión la imagen de una Virgen o quemar monumentos efímeros hechos de cartón y poliuretano.
Ese folclore es la manifestación oral o material creada por la sociedad, transmitida por la sociedad y la que la define como sociedad. Y si eso supone que esa sociedad, en este caso la española, es una sociedad retrógrada y cruel, pues habrá que ir asimilándolo y si, corrigiéndolo, pero que esas formas de cultura forman parte de nuestro ADN, también.
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