Los cambios de gobierno siempre repercuten en la cultura, para bien o para mal. El último: la polémica con el nombre de dos salas en el Matadero de Madrid, dedicadas a Max Aub y Fernando Arrabal.
Todo empezó con la decisión del nuevo equipo que ganó el concurso abierto por el ayuntamiento. Dirigido por Mateo Feijóo, decidieron cambiar el rumbo de ese espacio cultural enfocándolo más hacia la investigación escénica, y dejando de lado las manifestaciones teatrales más convencionales. Así, la idea era recuperar la denominación que tenían los espacios cuando funcionaban como matadero: Nave 10 y Nave 11. Según Getsemaní San Marcos, directora de Programas y Actividades Culturales del Ayuntamiento de Madrid
No es un agravio a Max Aub ni a Fernando Arrabal. La decisión tiene que ver con la renovación total del espacio, que se ha desgajado del Teatro Español precisamente para que desarrolle una identidad distinta, a tono con la personalidad del centro Matadero, más enfocada a la creación de vanguardia.
Si la premisa de que ahora estos espacios van a dedicarse a la investigación y a la creación de vanguardias escénicas, ¿por qué no tienen cabida Aub y Arrabal?. Las primeras obras de Aub fueron muy innovadoras para la época, y Arrabal fue vanguardista en su momento y sigue siéndolo a día de hoy, en 2017 señores modernos. Si se trata de mostrar innovación, ¿por qué hay que volver a los nombres que tenían cuando era un desolladero? Ah no, que ahora lo antiguo es moderno, y utilizar una máquina de escribir en vez de un ordenador es lo más. Pues no, en este caso no. Creo que se han equivocado de cabo a rabo.
Otro de los cambios aparece en el nombre de la institución. Si antes era conocido como Naves del Español (por su dependencia del Teatro Español), ahora será llamado Naves Matadero: Centro Internacional de Artes Vivas. Entiendo que este proyecto ha ganado el concurso, entiendo que es el ayuntamiento y su Concejalía de Cultura la que toma estas decisiones y entiendo, o quiero entender, que quienes han optado por esta idea sean unos entendidos o al menos comprendan la importancia que tienen estas dos figuras para la cultura de Madrid y de España. Además, intuyo que han querido dar un nuevo enfoque y abrirse más al mundo, ya que realmente este espacio cultural está más dedicado a la creación artística de vanguardia, pero no acabo de pillar ese fervor de querer ser más "pro" que nadie siendo los más modernos del lugar.
La idea ha sido criticada por numerosas figuras del mundo de la cultura y la política, de todos los partidos, incluido el Partido Popular, algo que cuanto menos es gracioso, ya que PP y Cultura son dos conceptos que no van unidos, y menos si hace referencia a dos artistas que tuvieron que exiliarse por la innovación en sus obras, algo que no gustaba en un país tan conservador como era España y que ellos mismos ya se encargan de que siga siéndolo (no cuando se trata de llevar la contraria al partido que está en el poder, en ese caso se ponen sus mejores galas de republicano acérrimo y atacan lo que haga falta). Hablo de las críticas del PP como podría hablar de las del Psoe o incluso de miembros que pertenecen al mismo partido que ha iniciado esta idea, Podemos, en el que Jesús del Río (candidato a senador por Granada) cree que es una decisión propia de la España más ignorante y tradicional.
Vale que de manera oficial, esas salas nunca habían dejado se llamarse Nave 10 y Nave 11, puesto que el cambio de nombre sólo fue una decisión del anterior director, Juan Carlos Pérez de la Fuente, como claro homenaje a ambas figuras, pero no deja de ser llamativo que a efectos prácticos todo el mundo las conoce como la Sala Max Aub o la Sala Fernando Arrabal. Creo que con lo que cuesta en este país dar visibilidad a personalidades tan extraordinarias (que por otro lado somos el único país que no le ha dado a Arrabal un homenaje en condiciones), o que al menos tengan un pequeño reconocimiento, esta idea es un síntoma de ignorancia cultural y una torpeza justificable sólo por unas ansias de vanguardia.
Finalmente parece ser que la propia alcaldesa, Manuela Carmena, ha dejado sin efecto el cambio de nombre de las dos salas, y ha llegado a dirigirse directamente a la presidenta de la Fundación Max Aub, Teresa Álvarez Aub:
De ningún modo se va a prescindir del nombre de su abuelo en la sala de Matadero que lo lleva desde que así lo decidió la anterior dirección artística de las Naves. Ha habido una confusión total entre las naves y las salas que las componen [...] se deshará el equívoco en la presentación de la nueva programación del Centro Internacional de Artes Vivas que dirige Mateo Feijóo, para que no quede duda alguna.
De similar manera lo ha hecho dirigiéndose a Fernando Arrabal, quien envió una postal dirigida directamente a Manuela Carmena (y compartió en su cuenta de Twitter), en la que reivindicaba la no retirada del nombre de Aub y que parece que ha valido la pena.
En fin, esta vez un hecho relacionado con la cultura ha acabado bien, pero no hay que olvidar que esto es España, el país del olvido.
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