A todos nos gusta hacernos fotos cuando visitamos un monumento o un lugar que nos parece excepcional y digno de quedarse retratado con una cámara además de en nuestra retina, pero ¿podemos fotografiarnos en cualquier momento o espacio?
Con la creación de este sitio web, Shapira quiso dar un toque de atención a todas aquellas personas que visitan el memorial erigido en Berlín para recordar a los judíos víctimas del Holocausto. El autor recoge una serie de selfies subidos a las redes sociales y realizados en el monumento, pero manipulados por el artista. Las fotografías mantienen la actitud de los retratados, quienes se fotografían sonrientes, haciendo equilibrismo o posando como si de un bonito paisaje se tratara, pero el fondo ya no pertenece al memorial, sino a instantáneas reales tomadas en los campos de concentración y que contrastan con esa actitud frívola de los turistas.
Yolocaust nació como una llamada de atención al comportamiento irrespetuoso de quienes visitan un lugar en el que quizá las fotografías deberían de tomarse desde otro punto de vista, y no desde el "yo estuve aquí". Con este proyecto, lo que pretendía el artista israelí no era más que advertir sobre los comportamientos irrespetuosos de algunos turistas, no el establecer una pauta de lo que que se puede hacer y lo que no en el memorial de Berlín. El propio Shapira lo deja claro:
Ningún acontecimiento histórico se compara con el Holocausto. Depende de usted cómo comportarse en un sitio conmemorativo que marca la muerte de seis millones de personas.
Sin embargo, hablo en pasado porque el sitio web ha echado el cierre, puesto que ya ha cumplido su objetivo: avergonzar a quienes tenían esa actitud en tan solemne lugar.
Personalmente creo que ha sido un proyecto muy efectivo, y que ha calado hondo en las almas de quienes se hacían esos selfies, pero sólo en las de aquellas personas que aparecen en la web, de las que Shapira coge prestada su imagen y la manipula para poder avergonzarle. Tengo poca fe en que las personas que sigan visitando el memorial ahora mismo y quienes lo hagan en el futuro, puedan llegar a entender lo que significa ese sitio y se nieguen a realizar ese tipo de fotografías, más que nada porque creo que gran parte de la juventud que viene no está preparada (más bien diría que no le interesa prepararse) para comprender lo que ha ocurrido con nuestro pasado. Ojalá me equivoque.
No obstante, llegados a este punto yo me pregunto ¿hasta qué punto el sistema puede decirme cómo debo de sentirme delante de un hecho histórico? Es decir, cada uno sentirá una emoción distinta cuando visita un campo de concentración por ejemplo, pero creo que nadie debería imponer su propio juicio moral de "si no lloras aquí no lo estás entendiendo y por tanto estás siendo desconsiderado". Creo que es algo mucho más simple que todo eso: se llama respeto, y creo que Shahak Shapira ha dado en el clavo, ha pinchado en dos de los aspectos que más duelen ahora mismo: el desprecio por la historia reciente y que utilicen tu imagen/selfie (que tú mismo has subido a las redes sociales) sin tu permiso.
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