Con la resaca de las elecciones generales en España, es imposible no escribir sobre el futuro que le espera a la cultura en este país.
Actualmente España tiene el impuesto cultural más alto de los países europeos, pasando de un 8% antes de septiembre de 2012, al 21% que tenemos desde entonces. 13 puntos de diferencia que han hecho estragos en este ámbito durante cuatro años y que, algunos de los principales candidatos a la presidencia del gobierno proponían modificar pero que, durante toda la campaña electoral (e incluso en sus programas) ha sido un tema que ha pasado sin pena ni gloria.
Todos estamos de acuerdo en que la cultura hay que cuidarla, y hay cosas que cuestan de mantener, por tanto es bastante lógico que nos cobren una entrada para un concierto o para visitar un yacimiento arqueológico. Hasta ahí bien, pero que una entrada de cine nos cueste 8 euros (en según qué ciudades de España), y si además queremos verla en 3D ya se nos dispara a los 10 euros, así que olvídate de volver a la semana siguiente si tienes un sueldo medio-bajo. De hecho, según la Unión de Asociaciones Empresariales de la Industria Cultural Española, en 2013 el sector del cine y teatro sufrió una bajada de espectadores del 30%, un descenso considerable para ser sólo durante un año.
Desde que se puso en marcha esta subida, toda persona comprometida con el ámbito de la cultura, ya sea profesional o usuaria, no ha dejado de oponerse a ella, declamando en todos los lugares en los que se les permite hacerlo, o al menos saben que se les escucha (aunque después el resto del mundo se olvidara). Es el caso de uno de los festivales cinematográficos más importantes del país, la gala de los premios Goya. Actores, directores, productores o distribuidores alzan su voz en este festival para pedir la bajada del impuesto, como el que aprovechó en 2015 Enrique González Macho, ex presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España:
“No quiero ser cansino, pero ya va siendo hora de que nos bajen el IVA”
Nuestros vecinos los franceses tienen un iva cultural del 5’5%, después de que Sarkozy lo subiera al 7%, porcentaje que sí mantiene Alemania; Italia del 12% o Portugal del 13%, pero ningún otro país europeo lo tiene a unas cotas tan altas como España (aunque si no me equivoco, Gran Bretaña nos sigue de bien cerca, con el 20%, y sin saber qué pasará a partir de ahora con el Brexit). Así que repito, tenemos el porcentaje más alto, y no será porque en nuestro país la cultura sea un modus vivendi así en general (desgraciadamente en España lo que mueve a la gente es el fútbol), sino porque es uno de los ámbitos que menos interesa a los poderes y prefieren retocar para recaudar. Parece que la cultura tiene que seguir siendo de las élites, pero en pleno siglo XXI y con la diversidad de propuestas que hay, de pago y gratuitas, no tenemos que dejar de luchar por lo que nos pertenece. Así que independientemente del partido político que vaya a entrar al poder, solo pedimos que reconsideren bajen el iva cultural, porque como bien dijo la escritora Julia Navarro
“Un país que no cuida su cultura es un país que se queda sin alma”
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