Información que interesa vs información interesante.
Yacimiento de La Orden-Seminario (Huelva) o Edificio España (Madrid)
Las noticias de sucesos de toda índole invaden nuestros informativos y los magazines matinales en la televisión española. Sin embargo, parece que las que son de carácter más cultural no tienen cabida, a no ser que con ella también se toque un tema monetario de fondo.
Hace pocos días, solo los diarios digitales y de papel se hicieron eco de la destrucción de uno de los yacimientos más antiguos de la Península Ibérica, el Yacimiento arqueológico de La Orden-Seminario de Huelva. Desde 2006, el lugar estaba pendiente de ser excavado para llevar a cabo una investigación y un buen estudio sobre el terreno y los posibles hallazgos que pudieran encontrarse, pero “casualmente” una de las parcelas ha sufrido un vaciado de tierra, para ser utilizada como el relleno de la futura estación del AVE que va a construir la Administración Central.
Los hechos fueron denunciados al Seprona por el arqueólogo responsable Diego González, puesto que la zona no cuenta no ninguna autorización por parte del consistorio ni de la Delegación Provincial de Cultura, pese a estar catalogada como una zona de interés arqueológico. No me explico cómo unas excavadoras, unos camiones llenos de tierra o el revuelo de las personas que trabajaban en esa zona, han pasado desapercibidos a ojos de todos los controles del ayuntamiento, aun sabiendo, ahora, que esta extracción no se ha realizado en un solo día, sino que han hecho falta varias semanas para poder hacer una hendidura de varios metros de profundidad. No consta una solicitud de licencia de obras para poder trabajar en la zona, y si existiera, el ayuntamiento de Huelva asegura que no se hubiera otorgado sin la supervisión arqueológica pertinente, ya que, según ellos (yo me permito la licencia de ponerlo en duda), la defensa y la conservación del patrimonio es su prioridad frente a este tipo casos. Así que la consejera de cultura, Rosa Aguilar, no ha tardado en afirmar que aplicarán la Ley de Patrimonio, la cual les da potestad para actuar conforme la ley y sancionando a quien esté detrás de estos hechos.
Este ha sido uno de los casos de la última semana, pues bien, vayamos con otro.
Se trata del Edificio España de Madrid. Levantado a mediados del siglo pasado, el edificio es uno de los símbolos de la ciudad por su estética basada en la Escuela de Chicago, por su emplazamiento y básicamente por su importancia histórica. En 2012 el inmueble quedó sin uso y cerrado, hasta que en 2014 fue vendido al magnate chino Wang Jialin, uno de los hombres más ricos de China y propietario del Grupo Wanda. Pues bien, este señor pretendía demolerlo y rehacer la fachada piedra a piedra (puesto que es la parte protegida) para convertir el edificio en un gran hotel, pisos de lujo y un centro comercial. No obstante, para desgracia suya y alegría nuestra, se topó con el nuevo equipo de gobierno de la capital, que en primera instancia sí defendió el patrimonio ante las inversiones económicas que suponían para la ciudad, ya que cuando Wanda compró el edificio ya tenía constancia que el inmueble estaba protegido con un nivel 3 parcial por su valor histórico-artístico, por lo que es imposible tirarlo abajo. Ahora parece que la intención del empresario asiático es abandonar el proyecto por las “trabas” que el gobierno municipal les pone para poder llevar a cabo su plan. Ante esto, los informativos no han dudado en comunicar la noticia pese a que ni siquiera ha habido una reunión entre las dos partes del conflicto (al menos todavía, corregidme si me equivoco), pero ya se han apresurado en dar la información por válida. Se ha generado así un debate sobre si es mejor conservar el patrimonio o dar pie a un proyecto de grandes dimensiones que, tal y como está el país, generará muchos puestos de trabajo, y que algunos consideran la pérdida de esta inversión como un hecho gravísimo, tal y como ya ha dicho la señora Esperanza Aguirre.
Ambos sucesos son importantes, y ambos tienen que ver con el patrimonio, pero dista mucho la manera en cómo se tratan en los medios de comunicación. El primero ni siquiera ha tenido cabida en la televisión, supongo que porque ni forma parte de una capital, ni tenían constancia de su existencia; y el segundo es precisamente por eso mismo por lo que sí se ha informado: porque se trata de Madrid, y porque hay un tema económico de fondo, tal y como ya he comentado al inicio del artículo. Con todo, vuelvo a lo que ya dije una vez y no me canso de decir, y ojalá me equivoque, pero cuando nos tocan el bolsillo es cuando dan un toque informativo y cuando aparecen las quejas; pero si se trata de nuestro patrimonio, de nuestra memoria colectiva, de defender nuestra cultura, hacen caso omiso y ni siquiera le dedican una mínima parte para que, al menos conste como noticia.
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