Ir al contenido principal

"Siente a un pobre a su mesa"

Nos encontramos en las fechas más hipócritas de todo el año: Navidad. Unas fechas en las que nos juntamos con nuestros familiares y amigos, y que no perdemos ocasión para demostrar lo unidos que estamos, y lo mucho que comemos.

Y digo hipócrita porque es algo que deberíamos hacer todo el año, pero que sólo lo acumulamos en estos días, y el resto del tiempo nos importa bien poco la solidaridad. Meto en el saco a la gran mayoría de la gente, aunque hay excepciones, como en todo, pero en mi humilde opinión es lo que llevo viendo toda la vida en estas fechas.

Así, a colación de estos momentos que vivimos, reivindico el visionado de una de las grandes obras del maestro Luís García Berlanga: Plácido (1961).

Gran merecedora de ser nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa ese mismo año, Plácido cuenta la historia del protagonista, del mismo nombre que el título, quien es contratado para participar con su carromato en una cabalgata que se celebra con motivo de la campaña navideña “siente a un pobre a su mesa”, promovida por un grupo de señoras ricas ociosas iluminadas por esta idea para sentirse bien con aquellos a quienes la suerte no les ha sonreído en la vida (y por qué no, para limpiar su imagen de ricas estiradas). Sin embargo, ese mismo día, a Plácido (interpretado por el actor conocido con el nombre de Cassen) se le termina el plazo para pagar la primera letra de su automóvil y no se le puede pasar aunque sea el gran día de la cabalgata y Nochebuena.

A través de diferentes hechos que se van sucediendo a lo largo de ese 24 de diciembre, Berlanga nos hace una crítica ácida de la sociedad del momento pero que también nos es familiar, aunque de una manera distinta. Y digo distinta porque aunque la diferencia de clases no sea tan exagerada, sí que sigue existiendo, y con cosas como “apadrina un niño” o “haz una donación”, no se enmascara esa falsedad. Y me explico. Mucha de esa gente bien acomodada, se siente mejor cuando hace una donación a una ONG, o hace un acto de buena fe durante la Navidad, pero el resto del año se desentiende y sigue con su vida. Y esto es lo que ocurre precisamente en el filme, con frases como “vamos a buscar a nuestro pobre” o “¿a usted qué le ha tocado, anciano del asilo o pobre de la calle?, con las que el director valenciano lo demuestra a través del sarcasmo que le caracterizaba.

Un tema que logró salvarse de la censura del franquismo (aunque no con el título, pues iba a llamarse Siente a un pobre a su mesa, pero esa censura lo prohibió y tuvieron que cambiarle el nombre por el de su protagonista), y Berlanga supo dotar a una comedia que en un principio parecía amable e inocente, con su mordaz e irónica crítica para llegar directamente al corazón del espectador. Todas, absolutamente todas las pequeñas historias que se cuentan en la cinta, desde los ricos a los pobres, tienen su parte de egoísmo e hipocresía, porque al fin y al cabo todos buscan su propio beneficio.

Sin más, y por las fechas en las que estamos, quiero recomendar esta película, pero también el resto de la filmografía de Berlanga. Ese gran cineasta que supo jugar con el humor, el sarcasmo y el costumbrismo, acompañado de un gran elenco de actores, para disparar directamente al corazón y la mente de sus espectadores.

Tal y como dijo Alex de la Iglesia:

"Berlanga metió un puño en mi corazón y lo arrancó de cuajo, mientras con la otra mano me hacía burla. Y yo me reía, y lloraba, en el cineclub de la universidad, y no sabía que esa película, Plácido, me acompañaría en sueños toda la vida".

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Con los Franco seguimos topando?

El 2020 también lo recordaremos como el año en el que se hizo justicia con el Pazo de Meirás. Al menos de momento. Han tenido que pasar 82 años para que una magistrada declare nula la "donación" que se efectuó al jefe del Estado en 1938. El pazo pertenece al estado, y no a la familia Franco.  Sin embargo, la sentencia no es firme, y por tanto la familia podrá recurrir, y lo hará, como no podía ser de otra manera, puesto que ellos están por encima de la Justicia y por encima de cualquier administración y, por qué no decirlo, por encima de los derechos humanos, porque ellos son los Franco. Esta resolución llega tras varios años en los que el gobierno gallego (y la ley) obliga a la familia a abrir el edificio al público al menos cuatro días al mes, debido a su declaración como BIC (aunque era la Fundación Francisco Franco quién se supone que llevaba a cabo estas visitas), hecho que sólo han podido comprobar unos pocos afortunados. No sé hasta qué punto este dictamen...

Covid-19 vs exposiciones blockbuster

El 2020 lo recordaremos como el año de la pandemia del coronavirus, pero también como el año del cambio sociocultural . Parece que en la reapertura de las grandes instituciones de arte no habrá cabida para aquellas enormes exposiciones que se publicitaban con extraordinarias obras de grandes maestros de la historia del arte. No habrá sitio para aquellas imágenes de gente haciendo cola durante horas para ver un Leonardo o un Picasso, no habrá lugar para aquellas salas abarrotadas de gente dándose codazos para ver más de cerca un Dalí. Y es una buena noticia. Los museos dejarán de ser ese objeto de deseo del turismo masivo para convertirse en ese otro oscuro objeto del deseo del visitante interesado. La crisis sanitaria obliga a hacer cambios en la museografía de estos centros, cambios que ya se deberían de haber replanteado hace tiempo y que no se han hecho porque seguíamos viendo cómo primaba la cantidad a la calidad . Pues bien, ha tenido que aparecer una pandemia...

La importancia del contexto

Me acabo de enterar que HBO ha retirado de su catálogo Lo que el viento se llevó . ¿La razón? Glorifica la esclavitud durante la Guerra de Secesión de EEUU. Vale, hasta aquí estamos todos de acuerdo, pero hay que  contextualizar .  Las protestas contra el racismo que estamos viviendo desde hace varios días, que comenzaron en Estados Unidos y se han extendido al resto del mundo, indican que no hemos superado la mentalidad del siglo XVIII. Y es triste, muy triste, y patético, pero no por ello tenemos que borrarlo de la historia.  Desgraciadamente, la historia de la cultura occidental tiene muchos puntos oscuros, pero no debemos ni borrarlos ni olvidarlos, sino aprender de ellos, aunque suene a topicazo.  Esto del puritanismo actual que estamos sufriendo desde hace varios años también es muy triste, porque en vez de aprender y corregir, eliminamos lo que no nos gusta o nos parece inmoral. Por supuesto que el racismo no debería ni existir a estas alturas de la película ...