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¿Pop-Art a estas alturas?

El retrato de Marilyn Monroe, la Sopa Campbell’s, los cómics de Lichtenstein…, obras del Pop Art que siguen estampándose en objetos cotidianos y que llevamos sin casi prestar atención. Y es que con la llegada de “lo pop”, el arte se puso al alcance de todos, y sigue estando en nuestras vidas, pero ya no como bellas artes, sino como elementos de la cotidianidad, por eso son pop(ulares), y en la música no es una excepción.

Con internet todos podemos volvernos populares y merecedores de hacernos virales, pero ¿por qué unos son unos genios dignos de admirar y otros son calificados como meros frikis? Pues simplemente depende de quién o quienes lo hagan.

Con más de 100000 reproducciones (en el momento de escribir este artículo), Maricón es el primer single de Samantha Hudson, un joven creyente (o eso parece) que hace un manifiesto sobre la homosexualidad y la Iglesia, desde su punto de vista cristiano. Al verlo por primera vez me pareció sensacional, puesto que pocas veces hemos visto a un homosexual creyente cristiano hablar tan claramente de su situación en el ámbito religioso. Pero por otro lado me causó una especie de sensación rara, entre genialidad/gracia/pena, supongo que porque pensé que muchas de las personas que ven el video lo consideran como un friki, sobre todo porque es un chico joven reivindicando un tema polémico, y gay, y desgraciadamente todavía son carne de burla, tanto en internet como en el mundo real.

En cambio, si vemos videos de Las Bistecs (de las que me declaro fan) son las nuevas amas del electroperrismo, o lo que es lo mismo, el electroclash de toda la vida. Se hicieron virales con su video Historia del Arte, en el que hablan de diferentes obras y marcan un estribillo incapaz de olvidar “dórica, jónica, corintia, corintia” (si lo habéis visto seguro que lo habéis leído cantando). Alba y Carla, quienes se esconden debajo de esos bailes alocados, de esa brillantina, y en definitiva de esa estética hortera de los ochenta, aclaran que ni saben cantar ni bailar, pero viven en el siglo XXI en el que todo vale. Ellas no se declaran cantantes, sino que hablan de performance, puesto que hablan de cosas del mundo que les rodea, y de una manera bien clara, no juegan al despiste. No sé si es por la manera de promocionarse, por la manera en cómo se han dado a conocer o simplemente por el contenido, pero Las Bistecs, junto con otros grupos de la escena pop electrónica, como Ojete Calor, se han levantado en nuestro día a día, haciendo conciertos y bolos para seguidores a los que les gusta esa estética retro, con letras irónicas y paródicas sobre la sociedad y el mundo en sí, pero a su vez con un contenido inteligente no apto para no entendidos en la materia (siento decirlo).

De videos de este estilo, internet está lleno, pero como ya he comentado, depende mucho de quién los haga. Si bien el primero no tiene intención de burla en sí mismo, sino de crítica (o al menos es así como yo lo he interpretado, igual me equivoco), ha acabado por convertirse en denigrante para el colectivo homosexual (al menos desde mi punto de vista), puesto que creo que no les hace un favor, sino que los ridiculiza, ya que habla de los típicos tópicos de los que muchos de ellos intentan desvincularse (soy consciente de que quizá me he metido en un jardín complicado, pero no es mi intención ofender a nadie, sólo es un punto de vista, y espero que se entienda a lo que me refiero). En cambio, el electroperrismo, aunque nos lo tomemos también en serio, nos resulta gracioso por su ingenio y por las referencias que utilizan. No sé por qué unos sí y otros no, incluso yo misma me he decantado más por uno que por otro, es algo que me parece curioso porque aunque todo sea popular, unos son para bien y otros para mal, pero esto también nos habla de la cultura que nos rodea, donde nosotros elegimos qué es digno de ser pop y qué no.

Si algún lector tiene una explicación a este fenómeno que no dude en exponerla!

Agradezco a Alfred la idea para este post -__^

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