A colación de la reciente noticia de que Japón cerrará decenas de facultades de humanidades, al considerarlas inútiles, no puedo evitar expresar la indignación que este tipo de decisiones me producen. Me sale urticaria solamente con leer estos titulares.
El país nipón casi siempre nos ha dado lecciones de vida al resto del mundo. Su capacidad para levantarse después de grandes desastres, su empeño en hacer de la tecnología un arte que facilite la vida del hombre, su capacidad de razonar o su capacidad de diálogo, han hecho que, como civilización, los tenga en un pedestal. Sin embargo, el primer ministro Shinzo Abe, junto con su grupo de seguidores, ha ordenado a veintiséis facultades dejar de impartir clases de ciencias sociales y humanidades, ya que considera que no llenan las necesidades de la sociedad. Según el propio ministro de educación, hay que
“abolir organizaciones (…) o transformarlas para servir en áreas que llenen mejor las necesidades de la sociedad”.
Es increíble ver cómo una sociedad que lo da todo para mejorar esas necesidades de las que tanto hablan, nieguen a su vez el derecho a la propia sociedad a elegir cuáles son sus necesidades, puesto que ellos no son nadie para elegir el camino de sus conciudadanos. El problema con esto es que se crea un estado utilitarista en el que te ordenan lo que tienes que estudiar para después poder rendir económicamente y sacar el país adelante; porque claro las humanidades, la gente que piensa, que tiene opinión, que se cuestiona todo, no da dinero a las arcas públicas porque están todo el día razonando y eso no llena ninguna necesidad básica del ser humano. Evidentemente se trata de una posición totalmente “antiintelectual”, como ya la ha calificado gran parte del personal académico nipón, además de ser una medida dictatorial.
Con decretos como éste, lo único que consiguen es que los que nos dedicamos a las humanidades, aun estemos más orgullosos de ellas, y sintamos la necesidad de defenderlas a capa y espada (porque si es a golpe de palabra quizá no nos entienden, ya que ellos se mueven más bien por la ingeniería y la ciencia aplicada). Ojo, y no estoy en contra de las ciencias técnicas, ni mucho menos, todas las ciencias son necesarias, puesto que cada persona tiene una inquietud distinta. Que se pueda abarcar diferentes campos es maravilloso, porque así se crece como ser humano, tanto a nivel personal como profesional (y no sólo económico, que parece que es lo único que importa). En los tiempos que vivimos, las humanidades son igual, o más válidas que las ciencias técnicas, ya que estamos en unos años en los que la razón tiene que estar más presente que nunca. Nuestros gobiernos nos están utilizando y llevando por el camino que más les interesa, y con ello están arrastrando la enseñanza académica solamente a caminos utilitarios y técnicos en los que las humanidades no tienen cabida. Aunque también culpa de ello es que las grandes empresas (mayoritariamente del mundo de la ingeniería y la economía) juegan un papel importante en todo esto, ya que mueven bastantes hilos en los bajos fondos de la economía mundial.
Japón ha sido el primer país en decretar este tipo de medidas (que espero puedan parar y no llegue a producirse nunca), pero España es el siguiente en caer. Si todo sigue como hasta ahora, a partir del próximo curso académico, la filosofía desaparece de 2º de bachillerato, abandonándose así la posibilidad de que nuestros futuros adultos razonen de verdad. Pero ¿por qué? ¿Por qué se entierra de esta manera asignaturas que nos hacen crecer como individuos que somos? ¿Por qué ese afán de dejar en un segundo plano la familia humanidades cuando es la que nos ha hecho ser lo que somos hoy (tanto para bien como para mal)?
Cuando todos seamos máquinas de trabajar, borregos sin opinión, y hayamos enloquecido con la ciencia técnica, será entonces cuando nos preguntaremos qué ha pasado con los sueños, con la belleza, con la virtud…, pero ya será demasiado tarde porque ya nos habremos cargado a “quién” nos daba las respuestas. Las humanidades son indispensables, sí o sí, más que nada porque son la base de toda esa ciencia que sí alaban.
Os dejo con un artículo en el que el biólogo Edward O. Wilson deja bien claro el porqué son tan importantes las humanidades.
Para interesados: Japón cerrará decenas de facultades de Humanidades, juzgadas inútiles.
Con las enseñanzas propiamente artísticas ya comenzaron hace tiempo. Ahora les toca a las humanidades
ResponderEliminarCon las enseñanzas propiamente artísticas ya comenzaron hace tiempo. Ahora les toca a las humanidades
ResponderEliminarDesgraciadamente parece que va a ser así, por eso tenemos que intentar evitarlo, porque si acabamos perdiendo la oportunidad de razonar acabaremos perdiendo nuestra capacidad como ser humano.
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